59 SEGUNDOS.
La escenografía impecable. El protagonista también. Jose Luis Rodriguez Zapatero ha dado anoche una lección inolvidable de dialéctica política. Y lo digo sin ninguna ironía. En Ferraz tienen que estar muy satisfechos. Hemos visto a un Zapatero sereno, sonriente, conciliador, rezumante de talante, recreado en los propios logros, esgrimiendo una y otra vez sus argumentos, escondiendo sus carencias. En definitiva, para mí ayer, se ha ganado un notable alto.
¿Esperaban ustedes algo más? ¿Titulares? ¿Sinceridad? ¿Autocrítica? No seamos ingenuos. Las cuerdas del poder no se mueven con esos dedos.
Enfrente tenía ayer el Presidente del Gobierno cuatro periodistas y una "moderadora". ¿Cuatro? Veamos: Vicente Jiménez, de El País, sentado a la diestra de Pedro J. Ramírez. Un dúo interesante. Con suavidad, desde un tono que invitaba a no dudar de su profesionalidad, Jiménez se limitó a plantear las cuestiones que todos creemos abiertas pero sin recrearse en la suerte.Sin emitir juicios de valor. Estuvo en su sitio y bien.
Ramírez, por su parte, fué el único ayer capaz de sacarle los colores a Zapatero (dos veces!, lo digo en sentido literal) y harto de las generalidades con que nos deleitó el Presidente se atrevió incluso a llamarle demagogo. Rara vez coincido yo con Pedro J., ni en sus juicios, ni en sus argumentos. Pero he de decir que ayer fué el único que se atrevió a hurgar en los puntos débiles de la gestión del Gobierno. Y eso teine su mérito.
Doña Consuelo Alvarez de Toledo llegó incluso a transmitir autosuficiencia. Tal vez la regla de 59′ para quien pregunta, 59 frases (duren lo que duren) para quien contesta y apenas oportunidad de réplica terminaron por desanimarla y llevarla a la desidia.
Intentó, como Ramírez, plantear las cuestiones que más nos preocupan a los españoles y sobre las que ni el Gobierno ni el PSOE se han dignado todavía a darnos una explicación, un plan concreto de futuro.
Había un cuarto periodista si hombre, como se llama esa chica? ah! Ya
caigo: Margarita Sáenz. Se equivocó de plató. Había programado la noche para acudir de claquista a "La Terraza del Gran Wyoming" y cuando le dijeron que el programa ya no existía, y para no perder la ocasión de un viaje a Madrid, decidió quedarse. Pero no cambió el chip. Su ejercicio de adulación permanete reactivaron mis jugos biliares en más de una ocasión. Sobre su ABSOLUTA ignorancia en cuestiones jurídicas no me voy a parar. Sólamente le diría que leyese algunos libros sobre conceptos tales como "complicidad", "incitación al delito" y "responsabilidad por omisión". Dudo que, aún leyéndolos, llegase a antender nada.
Y Don Jose Luis. Qué decir de mi presunto paisano. En su sitio. Abusando de hora y media de mi vida (ojo, por que quise, siempre pude haber apagado la tele) para recitar una vez más los grandes principios de todos conocidos: libertad, igualdad, fraternidad. ¡Talante!
Los españoles somos ciudadanos libres, nos dijo. Claro, hasta que se nos ocurre, en calidad de alcalde o juez no unir en matrimonio a una pareja X, por ejemplo. Somos libres, eso sí, desde la cordialidad. Resulta muy curioso ver con qué facilidad confundimos avenencia con debate cordial. Confundimos seguidismo con opinión. Pero no importa: viva la libertad! Sobre todo la de los míos. Y por supuesto la del amigo Maragall.
Todos somos iguales. No ya ante la ley, que por supuesto. Somos iguales. Todos queremos más impuestos, todos queremos casarnos (si es posible por la iglesia, que las fotos son mejores), los derechos se extienden a quienes no los disfrutaban. Y los conceptos? Son también extensibles los conceptos? Puede la ley, el Estado, "santificar" una unión temporal entre personas? ¿No estamos hablando, tal vez, de regular el derecho de las personas a vivir en pareja? ¿No es éste un derecho regulable sólo porque el Estado se autoarroga la capacidad de decisión sobre temas que no le incumben - herencias -, o no deberían incumbirle - pensiones -?
Todos somos iguales. En la España de ZP más que antes. Por eso, si yo mañana decido trasladarme a Cataluña (España), me encuentro con que los 100.000 Euros que me he gastado en el etiquetado de mis productos son paja mojada. Las etiquetas en español, inglés y francés no valen en MI país. Por eso, si entiendo que mis hijos deben aprender español, inglés y japonés (señores, son MIS hijos, no los de la Generalitat) tengo que buscarme una vivienda en Teruel y viajar todos los días al país vecino a trabajar. Por eso, cuando cuelgo el rótulo de mi empresa (Española de Potingues SA), en MI país seré denunciado por no rotular en un idioma que no es el mío.
Y la fraternidad. Desde arriba, como hermanos mayores que somos, con talante y fraternidad, conseguiremos que los islamistas sean cada vez menos radicales, que respeten los derechos de la mujer y que, en lugar de pegarme un tiro me lancen flores. Porque la nuestra es una cultura superior de la que ellos deben aprender y eso sólo se consigue desde la presión (?) que podamos ejercer dentro de la Alianza de Civilizaciones. Me ha dejado perplejo. Por cierto, conceder el rango de causa a lo que es claramente una consecuencia forma parte de la dialéctica de justificación de lo injustificable. El aumento de protagonismo de la mujer en la vida social y política de las sociedades occidentales no es la causa de nuestra libertad. Es justamente al revés. En la sociedades, cuanto más libres, más conscientes son de ello sus miembros, y mayor es entonces el afán de traslado de esa libertad a todos sus miembros.
En fin. Que seguimos sin saber cómo se va a articular España.
Sobre las mentiras (economía) y frases tendenciosas (pacto antiterrorista), que las hubo, no voy a decir palabra. Que luego resulta que crispo.
Luis I. GómezDesde el exilio
Si desean comentar el tema, pincha aquí
¿Esperaban ustedes algo más? ¿Titulares? ¿Sinceridad? ¿Autocrítica? No seamos ingenuos. Las cuerdas del poder no se mueven con esos dedos.
Enfrente tenía ayer el Presidente del Gobierno cuatro periodistas y una "moderadora". ¿Cuatro? Veamos: Vicente Jiménez, de El País, sentado a la diestra de Pedro J. Ramírez. Un dúo interesante. Con suavidad, desde un tono que invitaba a no dudar de su profesionalidad, Jiménez se limitó a plantear las cuestiones que todos creemos abiertas pero sin recrearse en la suerte.Sin emitir juicios de valor. Estuvo en su sitio y bien.
Ramírez, por su parte, fué el único ayer capaz de sacarle los colores a Zapatero (dos veces!, lo digo en sentido literal) y harto de las generalidades con que nos deleitó el Presidente se atrevió incluso a llamarle demagogo. Rara vez coincido yo con Pedro J., ni en sus juicios, ni en sus argumentos. Pero he de decir que ayer fué el único que se atrevió a hurgar en los puntos débiles de la gestión del Gobierno. Y eso teine su mérito.
Doña Consuelo Alvarez de Toledo llegó incluso a transmitir autosuficiencia. Tal vez la regla de 59′ para quien pregunta, 59 frases (duren lo que duren) para quien contesta y apenas oportunidad de réplica terminaron por desanimarla y llevarla a la desidia.
Intentó, como Ramírez, plantear las cuestiones que más nos preocupan a los españoles y sobre las que ni el Gobierno ni el PSOE se han dignado todavía a darnos una explicación, un plan concreto de futuro.
Había un cuarto periodista si hombre, como se llama esa chica? ah! Ya
caigo: Margarita Sáenz. Se equivocó de plató. Había programado la noche para acudir de claquista a "La Terraza del Gran Wyoming" y cuando le dijeron que el programa ya no existía, y para no perder la ocasión de un viaje a Madrid, decidió quedarse. Pero no cambió el chip. Su ejercicio de adulación permanete reactivaron mis jugos biliares en más de una ocasión. Sobre su ABSOLUTA ignorancia en cuestiones jurídicas no me voy a parar. Sólamente le diría que leyese algunos libros sobre conceptos tales como "complicidad", "incitación al delito" y "responsabilidad por omisión". Dudo que, aún leyéndolos, llegase a antender nada.
Y Don Jose Luis. Qué decir de mi presunto paisano. En su sitio. Abusando de hora y media de mi vida (ojo, por que quise, siempre pude haber apagado la tele) para recitar una vez más los grandes principios de todos conocidos: libertad, igualdad, fraternidad. ¡Talante!
Los españoles somos ciudadanos libres, nos dijo. Claro, hasta que se nos ocurre, en calidad de alcalde o juez no unir en matrimonio a una pareja X, por ejemplo. Somos libres, eso sí, desde la cordialidad. Resulta muy curioso ver con qué facilidad confundimos avenencia con debate cordial. Confundimos seguidismo con opinión. Pero no importa: viva la libertad! Sobre todo la de los míos. Y por supuesto la del amigo Maragall.
Todos somos iguales. No ya ante la ley, que por supuesto. Somos iguales. Todos queremos más impuestos, todos queremos casarnos (si es posible por la iglesia, que las fotos son mejores), los derechos se extienden a quienes no los disfrutaban. Y los conceptos? Son también extensibles los conceptos? Puede la ley, el Estado, "santificar" una unión temporal entre personas? ¿No estamos hablando, tal vez, de regular el derecho de las personas a vivir en pareja? ¿No es éste un derecho regulable sólo porque el Estado se autoarroga la capacidad de decisión sobre temas que no le incumben - herencias -, o no deberían incumbirle - pensiones -?
Todos somos iguales. En la España de ZP más que antes. Por eso, si yo mañana decido trasladarme a Cataluña (España), me encuentro con que los 100.000 Euros que me he gastado en el etiquetado de mis productos son paja mojada. Las etiquetas en español, inglés y francés no valen en MI país. Por eso, si entiendo que mis hijos deben aprender español, inglés y japonés (señores, son MIS hijos, no los de la Generalitat) tengo que buscarme una vivienda en Teruel y viajar todos los días al país vecino a trabajar. Por eso, cuando cuelgo el rótulo de mi empresa (Española de Potingues SA), en MI país seré denunciado por no rotular en un idioma que no es el mío.
Y la fraternidad. Desde arriba, como hermanos mayores que somos, con talante y fraternidad, conseguiremos que los islamistas sean cada vez menos radicales, que respeten los derechos de la mujer y que, en lugar de pegarme un tiro me lancen flores. Porque la nuestra es una cultura superior de la que ellos deben aprender y eso sólo se consigue desde la presión (?) que podamos ejercer dentro de la Alianza de Civilizaciones. Me ha dejado perplejo. Por cierto, conceder el rango de causa a lo que es claramente una consecuencia forma parte de la dialéctica de justificación de lo injustificable. El aumento de protagonismo de la mujer en la vida social y política de las sociedades occidentales no es la causa de nuestra libertad. Es justamente al revés. En la sociedades, cuanto más libres, más conscientes son de ello sus miembros, y mayor es entonces el afán de traslado de esa libertad a todos sus miembros.
En fin. Que seguimos sin saber cómo se va a articular España.
Sobre las mentiras (economía) y frases tendenciosas (pacto antiterrorista), que las hubo, no voy a decir palabra. Que luego resulta que crispo.
Luis I. GómezDesde el exilio
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1 comentario
jaimajua -
Más grave que eso es que, con indiferencia, contemplemos cómo no sabemos quién controla a quién: Si el poder de los 'media' sobre el político, o al revás.
Sinceramente creo que son un "TODO UNO";
véase el Carmelo de Barcelona.
¡¡¡JO, que piña!!!.
Saludos