LOS NUEVOS FASCISTAS
La imagen del diputado de ERC Joan Puig introduciéndose en la propiedad privada de Pedro J. Ramírez sin más equipo que un bañador y el carnet de diputado podría ser una anécdota patética, una más, de las que protagonizan día sí día también las huestes de los republicanos.
Pero nos equivocaríamos si nos quedásemos en la superficie y mirásemos abochornados a otro lado, como diciendo no le conozco, no puede ser un representante del pueblo en el Parlamento de España. El hecho es el siguiente: uno de los más activos y radicales diputados en el Congreso, perteneciente a la coalición de izquierdas que sostiene al gobierno socialista, invade, valiéndose de su carnet de parlamentario y al frente de una tropa de correligionarios, la propiedad privada del director de uno de los periódicos que más se ha caracterizado en su oposición a la línea política de esa coalición. La Guardia Civil no lo impide alegando que no se trataba de darle mayor protagonismo.
Se da la circunstancia, además, de que es un diputado de una circunscripción electoral diferente a aquella en la que se encuentra la por otra parte controvertida propiedad del periodista. Aclaración probablemente innecesaria, pero tal vez interesante para descartar que se tratase de alguna trifulca de carácter local.
A estas horas, dos días después del hecho, no me consta que ninguno de los muy activos portavoces del gobierno que han quedado de guardia en Madrid para llenar de incienso los vacíos despachos del poder, haya pronunciado declaración alguna condenando la lamentable actuación.
Una vez más, las actitudes fascistas de ERC quedan impunes. Nunca entenderé el peculiar síndrome de Estocolmo que aqueja a los políticos y periodistas españoles cuando de enfrentarse a los fascistas se trata, en aquellos casos en que estos van bajo el disfraz nacionalista. La agresión, el chantaje, la provocación y la intimidación son las armas típicas del fascismo y del comunismo, los totalitarismos por excelencia del siglo XX. Por alguna curiosa razón, parece que el término comunista no ofende, así que opto por el de fascista, ya que en cuanto a los métodos coinciden.
ERC puede reventar conferencias universitarias, puede acusar a Aznar de desear un gran atentado de ETA, puede reunirse con esa ETA no para pedirle que deje de matar, sino para indicarle dónde no debe hacerlo, puede practicar un constante filibusterismo parlamentario que ha colocado al presidente del Congreso al borde de la crisis nerviosa, puede incumplir sistemáticamente las leyes sobre símbolos oficiales o el reglamento del Congreso, puede chantajear impune y abiertamente al gobierno de España a cambio de sus votos, puede provocar constantemente a la opinión pública que no le es afín con iniciativas que no buscan más que la tan deseada respuesta visceral, puede saltar en marcha del tren del gobierno tripartito (pero sin dimitir de sus cargos) para pactar con la oposición unas enmiendas inaceptables para el propio gobierno del que forma parte, puede ya incluso asaltar de forma intimidatoria el domicilio del director de un periódico que no le es afín. Todo le está permitido a la Esquerra, el partido fascista que rige los destinos de España con un puñado de votos.
Bien, mientras eso no cambie (y algo habrá que ir pensando para que cambie), empecemos por llamar a las cosas por su nombre: señores de ERC, son Uds. unos fascistas.
AJA, miembro de FORO LIBER@L
Pero nos equivocaríamos si nos quedásemos en la superficie y mirásemos abochornados a otro lado, como diciendo no le conozco, no puede ser un representante del pueblo en el Parlamento de España. El hecho es el siguiente: uno de los más activos y radicales diputados en el Congreso, perteneciente a la coalición de izquierdas que sostiene al gobierno socialista, invade, valiéndose de su carnet de parlamentario y al frente de una tropa de correligionarios, la propiedad privada del director de uno de los periódicos que más se ha caracterizado en su oposición a la línea política de esa coalición. La Guardia Civil no lo impide alegando que no se trataba de darle mayor protagonismo.
Se da la circunstancia, además, de que es un diputado de una circunscripción electoral diferente a aquella en la que se encuentra la por otra parte controvertida propiedad del periodista. Aclaración probablemente innecesaria, pero tal vez interesante para descartar que se tratase de alguna trifulca de carácter local.
A estas horas, dos días después del hecho, no me consta que ninguno de los muy activos portavoces del gobierno que han quedado de guardia en Madrid para llenar de incienso los vacíos despachos del poder, haya pronunciado declaración alguna condenando la lamentable actuación.
Una vez más, las actitudes fascistas de ERC quedan impunes. Nunca entenderé el peculiar síndrome de Estocolmo que aqueja a los políticos y periodistas españoles cuando de enfrentarse a los fascistas se trata, en aquellos casos en que estos van bajo el disfraz nacionalista. La agresión, el chantaje, la provocación y la intimidación son las armas típicas del fascismo y del comunismo, los totalitarismos por excelencia del siglo XX. Por alguna curiosa razón, parece que el término comunista no ofende, así que opto por el de fascista, ya que en cuanto a los métodos coinciden.
ERC puede reventar conferencias universitarias, puede acusar a Aznar de desear un gran atentado de ETA, puede reunirse con esa ETA no para pedirle que deje de matar, sino para indicarle dónde no debe hacerlo, puede practicar un constante filibusterismo parlamentario que ha colocado al presidente del Congreso al borde de la crisis nerviosa, puede incumplir sistemáticamente las leyes sobre símbolos oficiales o el reglamento del Congreso, puede chantajear impune y abiertamente al gobierno de España a cambio de sus votos, puede provocar constantemente a la opinión pública que no le es afín con iniciativas que no buscan más que la tan deseada respuesta visceral, puede saltar en marcha del tren del gobierno tripartito (pero sin dimitir de sus cargos) para pactar con la oposición unas enmiendas inaceptables para el propio gobierno del que forma parte, puede ya incluso asaltar de forma intimidatoria el domicilio del director de un periódico que no le es afín. Todo le está permitido a la Esquerra, el partido fascista que rige los destinos de España con un puñado de votos.
Bien, mientras eso no cambie (y algo habrá que ir pensando para que cambie), empecemos por llamar a las cosas por su nombre: señores de ERC, son Uds. unos fascistas.
AJA, miembro de FORO LIBER@L
3 comentarios
Manu -
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Eugenio Martínez Sierra -