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FORO LIBER@L

INTERROGANTES URGENTES

La fotografía de Maragall retratando a Carod en actitud de burla hacia la figura de Jesucristo junto al Santo Sepulcro en Jerusalén condensa en una única imagen la magnitud del desastre en el que España se encuentra inmersa desde el 14 de marzo de 2004.

El hecho de que el presidente de la Generalitat considere una idea graciosa mofarse públicamente con su socio principal de gobierno de la figura fundacional de la religión cristiana e improvise la bufonada conociendo perfectamente - porque Maragall puede ser un despistado, pero no es idiota- el alcance del gesto y sabiendo que semejante actuación ofenderá profundamente a mucha gente, revela hasta qué punto nos deslizamos cuesta abajo sin que aparentemente haya forma de detener la caída. La patochada blasfema y gratuita de los dos dirigentes catalanes forma parte de un proceso que va bastante más allá de un simple cambio de mayoría en el Congreso. Estamos viviendo, en efecto, una serie de acontecimientos que afectan a los fundamentos de nuestra convivencia en la medida que ponen al descubierto la pulsión destructora de fuerzas oscuras que por primera vez desde 1978 ya no se molestan en disimular su propósito de liquidar los supuestos que han venido garantizando durante el último cuarto de siglo la estabilidad de la sociedad española. La sonrisa entre diabólica y mema de Carod mientras sostiene festivamente una corona de espinas sobre su cabeza encaja coherentemente con su entrevista con ETA, en la que pactó que los asesinatos fuesen geográficamente selectivos, con su obsesión por acabar con la unidad nacional y la solidaridad entre los ciudadanos por encima de los territorios y las identidades, con el abandono por parte de Zapatero del Pacto Antiterrorista y su claudicación ante el crimen organizado, con el disparate de cambiar por ley la naturaleza de una institución tan esencial como la familia, con una política internacional que consiste en jalear a los tiranuelos más impresentables y distanciarnos de la democracia más poderosa de la tierra, con la irresponsabilidad de emprender una reforma constitucional en alianza con los que quieren destruir el espíritu y la letra de nuestro ordenamiento marginando al otro gran partido nacional, y con el avivamiento sistemático de rencores que yacían venturosamente enterrados y que la inmensa mayoría de los españoles de hoy ni siquiera conocen ni recuerdan. Todos los que asistimos alarmados a este espectáculo degradante deberíamos reflexionar muy seriamente sobre los motivos profundos por los que hemos llegado hasta aquí, por qué filólogos de tercera, diputados anónimos pulsadores de botón y arpías semianalfabetas al servicio de la banda disfrutan de tanto poder y pueden torcer sin remedio el camino de uno de los países más desarrollados, antiguos, cultos y civilizados del planeta. ¿Qué nos está pasando, dónde nos hemos equivocado, cuál es la solución?

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