CONTRA LA DICTADURA DEL RELATIVISMO
Como un soplo de aire fresco, y absolutamente atinadas fueron las palabras del actual Papa Benedicto XVI pronunciadas en la Misa "pro eligendo Papa" el otro día. Tras leerlas y meditarlas, quedaba claro que estábamos ante alguien con madera de Papa, y los hechos lo han confirmado.
De esa homilía, muy rica en todo su contenido, me gustaría destacar su denuncia y enérgica condena a lo que denominó "la dictadura del relativismo", término que define de manera brillante la situación a la que se encuentra la sociedad actual, y evidentemente la sociedad española no es una excepción, sino más bien un paradigma del relativismo.
El relativismo se fundamenta en difuminar y en ocasiones hasta resquebrajar la frontera entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre la justicia y la injusticia, entre la libertad y la opresión, entre la dignidad y la indignidad, entre lo blanco y lo
negro, abocando por consiguiente a una sociedad gris y mediocre. La esencia del relativismo estriba en que la definición del bien y del mal, depende de las circunstancias, o lo que es peor según la conveniencia del poder establecido, consecuentemente en una sociedad en la que impera el relativismo, no existen códigos permanentes de conducta y está desprovista de valores.
En estos tiempos de postmodernidad, ésta ha sido una de las armas favoritas de la "progresía", precisamente para conseguir una sociedad desarmada frente a sus constantes envites.
Han conseguido que el relativismo haya contaminado a la juventud a través del sistema educativo, han conseguido que el relativismo presida el comportamiento de buena parte de la "progresía" política, el relativismo ha servido para desmontar la idea de España, como
nación de todos los españoles; el relativismo ha degradado la libertad individual y la dignidad de la vida humana.
El relativismo ha sido un aliado perfecto para introducir en nuestra sociedad la "cultura de la muerte". El relativismo nos lo han colado por la puerta de atrás en películas, televisión, prensa, literatura, lo tenemos presente en todos los órdenes de la vida como un cáncer que extiende sus metástesis por toda la sociedad.
El relativismo ha dejado sin valores, sin referencias y sin certezas a buena parte de la población, que huérfana de los mismos resulta fácilmente moldeable y manipulable, como se ha demostrado en la reciente historia de España.
Sin embargo la "progresía" solo utiliza el relativismo para exportarlo. Respecto a si misma es celosa, guardando su ortodoxia y lucha con uñas y dientes para no ver su concepción de la historia, ni su ideología contaminadas por un atisbo de relativismo. Curioso, no?. Relativismo si, pero no por mi casa.
Por eso cuando hemos oído al entonces cardenal Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, denunciando y condenando la dictadura del relativismo, somos muchos los que nos hemos visto reconfortados y animados a seguir nuestro camino de denunciar el relativismo como un mal de nuestra sociedad y luchar por una sociedad más libre, más digna y menos
manipulable.
Gracias Benedicto XVI.
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De esa homilía, muy rica en todo su contenido, me gustaría destacar su denuncia y enérgica condena a lo que denominó "la dictadura del relativismo", término que define de manera brillante la situación a la que se encuentra la sociedad actual, y evidentemente la sociedad española no es una excepción, sino más bien un paradigma del relativismo.
El relativismo se fundamenta en difuminar y en ocasiones hasta resquebrajar la frontera entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre la justicia y la injusticia, entre la libertad y la opresión, entre la dignidad y la indignidad, entre lo blanco y lo
negro, abocando por consiguiente a una sociedad gris y mediocre. La esencia del relativismo estriba en que la definición del bien y del mal, depende de las circunstancias, o lo que es peor según la conveniencia del poder establecido, consecuentemente en una sociedad en la que impera el relativismo, no existen códigos permanentes de conducta y está desprovista de valores.
En estos tiempos de postmodernidad, ésta ha sido una de las armas favoritas de la "progresía", precisamente para conseguir una sociedad desarmada frente a sus constantes envites.
Han conseguido que el relativismo haya contaminado a la juventud a través del sistema educativo, han conseguido que el relativismo presida el comportamiento de buena parte de la "progresía" política, el relativismo ha servido para desmontar la idea de España, como
nación de todos los españoles; el relativismo ha degradado la libertad individual y la dignidad de la vida humana.
El relativismo ha sido un aliado perfecto para introducir en nuestra sociedad la "cultura de la muerte". El relativismo nos lo han colado por la puerta de atrás en películas, televisión, prensa, literatura, lo tenemos presente en todos los órdenes de la vida como un cáncer que extiende sus metástesis por toda la sociedad.
El relativismo ha dejado sin valores, sin referencias y sin certezas a buena parte de la población, que huérfana de los mismos resulta fácilmente moldeable y manipulable, como se ha demostrado en la reciente historia de España.
Sin embargo la "progresía" solo utiliza el relativismo para exportarlo. Respecto a si misma es celosa, guardando su ortodoxia y lucha con uñas y dientes para no ver su concepción de la historia, ni su ideología contaminadas por un atisbo de relativismo. Curioso, no?. Relativismo si, pero no por mi casa.
Por eso cuando hemos oído al entonces cardenal Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, denunciando y condenando la dictadura del relativismo, somos muchos los que nos hemos visto reconfortados y animados a seguir nuestro camino de denunciar el relativismo como un mal de nuestra sociedad y luchar por una sociedad más libre, más digna y menos
manipulable.
Gracias Benedicto XVI.
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2 comentarios
jaimajua -
Pero no olvidemos que para desmontar todo lo que en él se denuncia hace falta 'relativizar' justamente el término.
Se presta a la confusión científica hacia la de la ética.
¡Ahí está su gran daño!
La primera es perceptible; mientras la segunda debe ser 'impulsada y enseñada' pues no sigue, en general los impulsos naturals, cuales son la envidia, la competitivadad sexual, los estímulos de diferenciación de los demás aunque sea a costa de ellos,...etc.
No dejamos de ser un animal domesticado; el relativismo es precisamente el que sin decirlo se pregunta: ¿domesticado, para qué?.
Y ahí es cuando con frecuencia impera el egoísmo.
Un saludo
Astur-Leones -