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FORO LIBER@L

FE

Quizás hoy sea un día tan bueno como cualquier otro para escribir sobre la Fe. O mejor podría ser el primer día de toda una vida destinada a razonar sobre la Fe.

La Iglesia, por la Gracia de Dios y la intersección del Espíritu Santo ha elegido a una persona culta, docta en teología y filosofía pero sobre todo defensora de la FE.

En los días en que las ideas mutan con las modas, en los días en que los valores son colgantes al cuello o lo que sobresale de un agujero en la piel, podemos pensar que la permanencia de la Fe es algo anacrónico. Sin embargo, pensar eso, es pensar que nada hay eterno que nada hay inmutable.

Muchos piensan que esa mutabilidad es buena, otros piensan que lo eterno y lo inmutable lleva a la ortodoxia, pero lo que uno llega a pensar desde su razón es que si no hay nada eternamente válido nada hay en qué confiar. Y el hombre estaría realmente sólo.

Pero esa soledad no es el resultado de una ausencia de otra figura, sería la soledad que provoca la conciencia de que las relaciones entre las personas y su entorno han de estarse ajustando cada día cada momento sin tener conciencia propia, sin tener conciencia de uno mismo como individuo. Todo lo que fluye puede ser fácilmente canalizado. Todo lo que se altera continuamente carece de la inercia suficiente como para marcar un camino. Por ello, los ingenieros de los social, se especializan en el movimiento y no en lo estático. Denigran lo estático porque, como la física nos enseña, la parte más difícil para mover algo se la lleva el iniciar el movimiento. Y su meta es mover a la gente hacia sus intereses.

¿Es la fe algo estático? No, la fe es la fe. El sentimiento de pertenencia al algo superior siempre tiene sus ‘aqueles’, pero la ausencia de valores destruye la esencia misma del hombre.

El hombre, ser maravilloso y terrible, que es capaz de lo mas bello y lo mas horrible. Sólo sus valores de hombre, de esa capacidad de reconocerse individuo en su permanencia en el tiempo, de sentirse mudado en el tiempo, pero de sentirse perteneciente al conjunto social de la humanidad, son los que dibujan la línea que diferencia el bien del mal.

¿Qué hombre marca esa pauta? Ninguno. ¿todos? Aquellos que la humanidad reconoce como suyos, como representante de valores dignos puede que sí. Pero en el fondo de todo están esos valores mismos. Descubrirlos, comprenderlos, aceptarlos y defenderlos hacen al hombre mejor. Para ese camino no hay más remedio que dejar al hombre en libertad. Pero para hacer más llevadero ese camino es importante una meta, una fe en lo que se hace, una fe en que lo que uno hace está bien.

Quizás por ello, la duda nos asalta, ¿Y sino está bien? Por eso. Por ello si imponemos no estaremos haciendo bien. Podemos reconocer lo nuestro como lo correcto. Por ello, el ofrecerlo a los demás con nuestras palabras, con nuestros actos, incluso con nuestras oraciones en silencio es un acto de verdadera fe. De humilde Fe.

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