LA SUPERIORIDAD MORAL DE LA LIBERTAD
Solo las personas libres son moralmente superiores a los demás. Pero ojo, no son moralmente superiores per se, sino porque quienes se sienten libres entienden que la otra persona, libre o no, es una persona con derechos iguales a uno mismo. Por ello, por el principio de igualdad que reside en el seno del ideario liberal es fácil entender que no hay justificación moral suficiente que justifique cualquier tipo de coacción tanto a actuar como para dejar de hacerlo, siempre y cuando la acción de uno no altere el respeto al otro, a sus derechos, a sus haciendas, a sus ideas.
Es libre aquel que concede al otro la posibilidad de hablar, de razonar. Es libre el que defiende la posibilidad de que el otro hable o razone. Es libre el que en uso de su razón defiende el derecho a ejercer la libertad y, en uso de su razón, en combatir a aquel que la restringe, que la coarta. Incluso con el uso de la fuerza cuando quien así se comporta la fuerza usa.
Se es libre cuando se respeta al otro, cuando se respeta la ley y la propiedad.
Se es libre cuando se asume la responsabilidad de sus actos, cuando se actúa conscientemente y responsablemente. Se es libre cuando se asume la responsabilidad de ser, de tener.
A ser libre se aprende porque un ser libre comprende que no estamos solos en el mundo. Y el compartir el espacio con iguales, requiere reglas. Y aprender a respetarlas y a asumir la responsabilidad que ello conlleva forma parte del ser libre.
Todo lo que atenta contra la libertad atenta contra la moral.
Y la moral no es una u otra moral. No sabemos a ciencia cierta cómo definiríamos lo que es bueno o es malo en el sentido que muchas ideologías y religiones así lo manifiestan. Podemos pensar en uso de nuestra razón que lo que nosotros creemos es bueno y lo que nosotros creamos es malo pero la percepción de la bondad de nuestras ideas no nos faculta para imponerlas a los demás. Dentro de nuestra razón y dentro de nuestra responsabilidad puede estar el manifestar a los demás la bondad de lo que pensamos pero no estamos autorizados a imponer nada a nadie. Eso si, como es nuestra responsabilidad y debido al respeto que nos debe procurar la vida que nos ha sido dada y de la que nosotros podemos concebir, responsabilidad nuestra es el traspasar esos conocimientos morales que nosotros creamos a aquellos
que dependen de nosotros para adaptarse a la vida en común. Somos responsables de aquellos que dependen de nosotros. Somos los primeros responsables de nuestros hijos.
Por ello, por el ser y sentirse responsable, la libertad así asumida no es menos libertad, sino que encuentra todo su sentido al relacionarse con los demás. Porque ser libre o sentirse libre en solitario es muy fácil, si uno sabe como sobrevivir, pero la verdadera libertad se encuentra en el hombre social cuando en la relación humana encuentra sentido a lo que hace y a lo que quiere hacer en común a los demás. Siempre que se respete la libertad de los demás. Siempre que se respete la propiedad de los demás.
Por que la propiedad es parte fundamental del hombre, sólo los hombre libres llegan entre sí a acuerdos justos y beneficiosos para ellos.
Solo los hombres y mujeres libres pueden construir una verdadera sociedad de iguales. Por ello la libertad, y solo la libertad es verdaderamente moral.
Es libre aquel que concede al otro la posibilidad de hablar, de razonar. Es libre el que defiende la posibilidad de que el otro hable o razone. Es libre el que en uso de su razón defiende el derecho a ejercer la libertad y, en uso de su razón, en combatir a aquel que la restringe, que la coarta. Incluso con el uso de la fuerza cuando quien así se comporta la fuerza usa.
Se es libre cuando se respeta al otro, cuando se respeta la ley y la propiedad.
Se es libre cuando se asume la responsabilidad de sus actos, cuando se actúa conscientemente y responsablemente. Se es libre cuando se asume la responsabilidad de ser, de tener.
A ser libre se aprende porque un ser libre comprende que no estamos solos en el mundo. Y el compartir el espacio con iguales, requiere reglas. Y aprender a respetarlas y a asumir la responsabilidad que ello conlleva forma parte del ser libre.
Todo lo que atenta contra la libertad atenta contra la moral.
Y la moral no es una u otra moral. No sabemos a ciencia cierta cómo definiríamos lo que es bueno o es malo en el sentido que muchas ideologías y religiones así lo manifiestan. Podemos pensar en uso de nuestra razón que lo que nosotros creemos es bueno y lo que nosotros creamos es malo pero la percepción de la bondad de nuestras ideas no nos faculta para imponerlas a los demás. Dentro de nuestra razón y dentro de nuestra responsabilidad puede estar el manifestar a los demás la bondad de lo que pensamos pero no estamos autorizados a imponer nada a nadie. Eso si, como es nuestra responsabilidad y debido al respeto que nos debe procurar la vida que nos ha sido dada y de la que nosotros podemos concebir, responsabilidad nuestra es el traspasar esos conocimientos morales que nosotros creamos a aquellos
que dependen de nosotros para adaptarse a la vida en común. Somos responsables de aquellos que dependen de nosotros. Somos los primeros responsables de nuestros hijos.
Por ello, por el ser y sentirse responsable, la libertad así asumida no es menos libertad, sino que encuentra todo su sentido al relacionarse con los demás. Porque ser libre o sentirse libre en solitario es muy fácil, si uno sabe como sobrevivir, pero la verdadera libertad se encuentra en el hombre social cuando en la relación humana encuentra sentido a lo que hace y a lo que quiere hacer en común a los demás. Siempre que se respete la libertad de los demás. Siempre que se respete la propiedad de los demás.
Por que la propiedad es parte fundamental del hombre, sólo los hombre libres llegan entre sí a acuerdos justos y beneficiosos para ellos.
Solo los hombres y mujeres libres pueden construir una verdadera sociedad de iguales. Por ello la libertad, y solo la libertad es verdaderamente moral.
1 comentario
Astur-Leones -
Lamentablemente, no siempre se asocian libertad y respobsabilidad.