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FORO LIBER@L

TERRORISMO BUENO, TERRORISMO MALO

Articulo de Antonio Burgos uno de los primeros articulistas españoles,por su estilo propio y su indiscutible maestria, avalada con premios como el de Mariano de Cavia, el Pemán o el Larra.

Aunque estemos en vísperas de Carnaval no me tomo a broma asunto tan serio si digo que al terrorismo y a sus víctimas les ha pasado como al colesterol. Colesterol, antes, como la madre en la copla de Pepe Pinto, no había más que uno, y a ti, lípido, y a ti, triglicérido, te encontré en la calle. Ya hay dos colesteroles: el colesterol bueno y el colesterol malo. Hay un colesterol bueno que se come los gusarapis de la sangre, y un colesterol malo, malísimo, con ideas perversas, que te mete sanmolomtropos verdes en el cuerpo.

En materia de víctimas del terrorismo, las antiguas han pasado al papel de colesterol malo y las recién asociadas, al de colesterol bueno. A la Asociación de Víctimas del Terrorismo se la considera como el colesterol malo. Son las víctimas fachas. Es como si hubieran vuelto a enterrar a aquellos militares, policías y guardias civiles que morían asesinados en las Vascongadas cuando los políticos aún no eran objetivo de la ETA y que volvían a sus pueblos de Galicia, de Extremadura, de Andalucía en una caja de pino, ante el silencio de una sociedad que miraba para otro lado. Es como si hubieran vuelto a asesinar a Gregorio Ordóñez, a Alberto Jiménez Becerril. Ahora les quieren dar el tiro en la nuca de la memoria. Y a quienes aún sufren el dolor de aquellos asesinatos, los que mantienen la dignidad de su memoria, los descalifican. A la AVT le han hecho la ITV de la demagogia dominante y la presentan como una colección de fachas.

Y frente a este colesterol malo, nos presentan el colesterol bueno: la asociación de víctimas del 11-M, con su luto de diseño sindical. Son los democráticos, los progresistas. Han nombrado presidenta a Pilar Manjón. Mejor podían haberle dado un Goya de interpretación, por su actuación estelar ante la comisión investigadora del 11-M, cuando sufrimos todos el dolor de la presunta Madre Coraje antes que la conociéramos de verdad y empezara a darnos tanto coraje esa madre.

Esta clasificación de las víctimas en buenos y malos de la película de la sangre, permite, a su vez, la calificación moral de los terrorismos.

-¿Pero tienen moral quienes tal hacen?

Indicios, dirían el análisis, si se lo hiciéramos. Desde el impresionante aparato de propaganda (y demagogia) del poder e islas mediáticas adyacentes, han conseguido trasmitir dos ideas:

1.- Hay un terrorismo malo, que es el islamista.

2.- Hay un terrorismo bueno, que es el de la ETA.

El terrorismo malo tuvo de bueno que gracias a la indignante manipulación de sus atentados y
sus víctimas les permitió cínicamente tomar en Atocha el metro que les llevó a Moncloa.

Conviene insistir que es el malo para que la ETA pueda ser encasillada en el conveniente papel de terrorismo bueno. Unas víctimas son más víctimas que otras, a la vista está. No es lo mismo morir a manos del terrorismo malo en un tren de Atocha que de un tiro en la nuca del terrorismo bueno en Rentería.

La obra la han escenificado de bien que ni el proceso de beatificación de Javier Bardem y de la eutanasia en los premios Goya. La bomba de la ETA en el hotel de Denia ocupaba el otro día el mismo espacio informativo que el asesinato de un guardia civil en Vascongadas a la altura de 1980 y de la alternativa KAS. Hablando de bomba, han desactivado el unánime cerco social, legal, judicial, político, constitucional a la ETA, logrado con tanta sangre. Iba yo a decir algo sobre un tío que usurpando el nombre de todo un pueblo habló ayer tarde en Madrid con sus pies chapoteando en sangre derramada por los terroristas «buenos», pero vamos a dejarlo porque creo que el Congreso estaba ya de Carnaval.

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