LA INTERNACIONAL PAPANATAS
Este título lo he tomado prestado, sin su consentimiento, a Quim Monzó, padre del brillante bautismo que designa a toda esta pandilla de políticamente correctos hasta la estupidez más ridícula.
Me ha venido a la memoria al leer la polémica (?) sobre las recogepelotas en el Master de tenis de Madrid. Pero no es el único caso, claro. Esta poderosa internacional, la de los papanatas sin fronteras, es la misma que hace retirar un anuncio de televisión porque en él aparece una señora que abre un cajón de la cocina cuando va a saltar un perrito, y el espectador puede intuir que el animalito se dará de morros con el mueble. ¡Sacrilegio!
O la que forzó a Chicho Ibáñez Serrador a retirar de su concurso a unos enanos (bueno, supongo que hoy no se les llamará así en aras del papanatismo rampante... ¿personas humanas de estatura reducida, tal vez?), con grave descontento, por cierto, pero eso qué importa, de los propios enanos que habían encontrado una fantástica forma de ganarse la vida.
O la que nos obliga a hablar de ciudadanos y ciudadanas, compañeros y compañeras, vascos y vascas, ignorando lo que la Real Academia (órgano fascista donde los haya) dispone sobre los géneros en plural.
O la que impide hablar de negros (subsaharianos o gente de color) o de moros (magrebíes), o la que nos fuerza a llamar siempre, pero siempre, presunto al terrorista al que hemos pillado con la pistola humeante en la mano.
O la de las colas de cretinos que se apilan para ver y aplaudir "Supersize me", película en la que un memo demuestra que si durante un mes come solo hamburguesas, patatas fritas y cocacola, engorda un montón. Pues claro, imbécil: y si te aplicas una dieta a base de chocolate con churros también,no te fastidia...
Desde hace seis meses, además, la Internacional Papanatas nos gobierna. "Arriba, papanatas de la tierra; en pie, estúpida legión...".
Me ha venido a la memoria al leer la polémica (?) sobre las recogepelotas en el Master de tenis de Madrid. Pero no es el único caso, claro. Esta poderosa internacional, la de los papanatas sin fronteras, es la misma que hace retirar un anuncio de televisión porque en él aparece una señora que abre un cajón de la cocina cuando va a saltar un perrito, y el espectador puede intuir que el animalito se dará de morros con el mueble. ¡Sacrilegio!
O la que forzó a Chicho Ibáñez Serrador a retirar de su concurso a unos enanos (bueno, supongo que hoy no se les llamará así en aras del papanatismo rampante... ¿personas humanas de estatura reducida, tal vez?), con grave descontento, por cierto, pero eso qué importa, de los propios enanos que habían encontrado una fantástica forma de ganarse la vida.
O la que nos obliga a hablar de ciudadanos y ciudadanas, compañeros y compañeras, vascos y vascas, ignorando lo que la Real Academia (órgano fascista donde los haya) dispone sobre los géneros en plural.
O la que impide hablar de negros (subsaharianos o gente de color) o de moros (magrebíes), o la que nos fuerza a llamar siempre, pero siempre, presunto al terrorista al que hemos pillado con la pistola humeante en la mano.
O la de las colas de cretinos que se apilan para ver y aplaudir "Supersize me", película en la que un memo demuestra que si durante un mes come solo hamburguesas, patatas fritas y cocacola, engorda un montón. Pues claro, imbécil: y si te aplicas una dieta a base de chocolate con churros también,no te fastidia...
Desde hace seis meses, además, la Internacional Papanatas nos gobierna. "Arriba, papanatas de la tierra; en pie, estúpida legión...".
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diego -