NEGOCIACIONES NACIONALISTAS: ANALISIS
Vidal Quadras explicaba el otro día con un ejemplo numérico de claridad meridiana la situación y el futuro de las negociaciones con los nacionalistas. Explicaba que, por ejemplo, el 1 representa la postura centralista extrema, y el 2 la soberanía plena de las actuales autonomías.
La secesión, vamos, la independencia. Por lo tanto, en el 1,5 se situaría el estado descentralizado de las autonomías.
¿Cuál es el problema? Pues que la negociación empieza ya entre el 1,5 y el 2, y no entre el 1 y el 2. Con lo cual, el nacionalista presume de tolerante y dialogante y propone un 1,7. Y el otro, para no ser tachado de radical, ofrece un 1,6, que se le acepta ipso facto. Para que a continuación el siguiente presidente autonómico plantee nuevamente, al cabo de pocos años,
la necesidad de negociar. Y esa vez, la negociación ya empieza en el 1,6 y no en el 1,5 y mucho menos en el 1.
En síntesis, que el nacionalismo, que siempre tiende invariablemente hacia el independentismo, nunca cede ni un ápice. Simplemente demora un poco, por cuestión de ritmos y de estrategia, la obtención de sus aspiraciones máximas. Es más, le conviene incluso que sea así, puesto que mientras se nutre de las arcas del Estado y va construyendo sus estructuras paralelas,su justicia, su policía, su sanidad,... Si la independencia le cayera encima
de golpe no podría gestionarla adecuadamente.
Esa es la consigna básica e inmutable del nacionalismo: ni un paso atrás.Siempre adelante, más o menos rápido pero siempre adelante.
¿Cuál sería la conclusión lógica para la otra parte? Pues la misma, ni un paso atrás. Porque en la misma idea de la negociación va implícita la derrota. No es una negociación sobre el fondo (independencia sí o no), sino sobre la forma (cuándo, cómo,...).
Y a estas alturas de la película, ni siquiera vale la idea de no ceder, sino que habría que recuperar urgentemente parte del terreno perdido. Pero... los votos nacionalistas son necesarios para mantener a ZP en el poder.
Aprovecho para disculparme ante el foro porque últimamente estoy un poco monotemático. Temo aburriros porque imagino que desde fuera las cosas no parecen tan graves. Y porque en definitiva este debate probablemente no entre exactamente en la temática del liberalismo.
La secesión, vamos, la independencia. Por lo tanto, en el 1,5 se situaría el estado descentralizado de las autonomías.
¿Cuál es el problema? Pues que la negociación empieza ya entre el 1,5 y el 2, y no entre el 1 y el 2. Con lo cual, el nacionalista presume de tolerante y dialogante y propone un 1,7. Y el otro, para no ser tachado de radical, ofrece un 1,6, que se le acepta ipso facto. Para que a continuación el siguiente presidente autonómico plantee nuevamente, al cabo de pocos años,
la necesidad de negociar. Y esa vez, la negociación ya empieza en el 1,6 y no en el 1,5 y mucho menos en el 1.
En síntesis, que el nacionalismo, que siempre tiende invariablemente hacia el independentismo, nunca cede ni un ápice. Simplemente demora un poco, por cuestión de ritmos y de estrategia, la obtención de sus aspiraciones máximas. Es más, le conviene incluso que sea así, puesto que mientras se nutre de las arcas del Estado y va construyendo sus estructuras paralelas,su justicia, su policía, su sanidad,... Si la independencia le cayera encima
de golpe no podría gestionarla adecuadamente.
Esa es la consigna básica e inmutable del nacionalismo: ni un paso atrás.Siempre adelante, más o menos rápido pero siempre adelante.
¿Cuál sería la conclusión lógica para la otra parte? Pues la misma, ni un paso atrás. Porque en la misma idea de la negociación va implícita la derrota. No es una negociación sobre el fondo (independencia sí o no), sino sobre la forma (cuándo, cómo,...).
Y a estas alturas de la película, ni siquiera vale la idea de no ceder, sino que habría que recuperar urgentemente parte del terreno perdido. Pero... los votos nacionalistas son necesarios para mantener a ZP en el poder.
Aprovecho para disculparme ante el foro porque últimamente estoy un poco monotemático. Temo aburriros porque imagino que desde fuera las cosas no parecen tan graves. Y porque en definitiva este debate probablemente no entre exactamente en la temática del liberalismo.
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