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FORO LIBER@L

Una sonrisa hueca

Hace ya más de cuatro años mucha gente se preguntaba quién era ese tal José Luis Rodríguez Zapatero que, en un tiempo sorprendente,salía de la nada y arrebataba por 9 votos de diferencia (414 a 405)a J.Bono la Secretaría General de ese PSOE demacrado después de la derrota de Almunia en las elecciones del 2000.

No se dieron muchas respuestas a esa pregunta. Más bien ninguna. Un diputado tranquilo, desconocido que llevaba ya unas cuantas legislaturas pululando por el Congreso. Y cuando todo se rompe en el PSOE se inventa su plataforma "Nueva Vía", haciendo gala de una pobre imaginación, después de las Terceras Vías de Clinton, Blair y Schroeder.

Han pasado ya cuatro años y el Sr. Rodríguez se ha convertido en el Presidente del Gobierno. De forma inesperada, nuevamente. No quisiera ahora entrar en profundos análisis del uso del segundo apellido por encima del primero. Pero no deja de ser algo curioso. Una forma de afianzar algo quizás. De dar una cierta identidad a esa sonrisa hueca, quizás. No lo se. Reconozco que se me escapa.

Pero no lo que se me escapa es el peso de la pregunta. ¿ Quién es José Luis Rodríguez Zapatero? Sin duda, hay muchas respuestas posibles: un hombre joven con nuevas ideas que renueva el PSOE, un líder distinto que basa su fuerza en el diálogo, un estratega nato
de la política de Estado. Sin embargo todas estas respuestas parecen forzadas. Poco en la trayectoria del Presidente Rodríguez permite afirmar alguna de esas respuestas con contundencia. Cuando uno relee lo dicho por el Presidente Rodríguez, cuando le escucha en directo, se da cuenta que detrás de esa sonrisa hay algo más preocupante. La nada. El vacío.

Un hombre que hace toda su vida desde su provincia, que ni siquiera sale de su Universidad de León. Que no pasa por ninguna oposición para sacar su plaza de profesor asociado en Derecho Político, en el departamento de Derecho Constitucional. Que termina su licenciatura
con una tesina, que no tesis, sobre el Estatuto de Autonomía de Castilla-León. Que no se le conoce ni estancia en el extranjero ni inquietud intelectual más allá de algunas lecturas. Que no sabe idiomas.

Y uno puede preguntar, ¿ es eso malo?. No, no es malo si uno pretende ser un buen profesor asociado de Departamento y un honrado padre de família. Pero si es malo si uno es Presidente del Gobierno.Un triste currículum para un Estadista. Y desde esa tristeza, desde esa mediocridad gris se llena el vacío con palabras, palabras y palabras. Todas ellas vacías. Hablar por hablar. Decir diálogo cada cierto tiempo. Y talante. Y libertad. Y solidaridad. Y Paz. Y todas esas palabras que quedan muy bonito, muy de anuncio navideño, muy de ONG sin causa ni efecto. Palabras que resuenan bien en nuestro subconsciente colectivo. Que son agradables. Que dormecen como canción de cuna.

Pero que no responden a nada. Pero no irritan, no provocan nada. Es fácil hablar como el Presidente Rodríguez. No se es antipático hablando así. No se provocan comentarios iracundos. No. No se provoca nada. Solo un reblandecimiento de los sentidos y del intelecto. Un atontamiento general.

Y todo el mundo se queda contento porque ahora, dicen, se respira mejor. Porque ahora, dicen, todo irá mejor. Pero los números cantan y la realidad es persistente y se impone. Los españoles dormiremos más tranquilos mientras el Presidente Rodríguez nos canta su nana.
No es el sueño de los justos. Es el sueño de los tontos, de los mediocres. No es el sueño de don Alfonso Quijano, es un Sancho panza somnoliento y barrigón.

Quien quiera dormir que duerma. Yo prefiero seguir despierto aunque tenga los ojos rojos.

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